Cuestiones de gobierno


Discurso de John F. Kennedy

 No malgastaremos nuestros recursos en desembolsos ineficaces o indeseables únicamente porque la economía languidezca; ni tampoco con el fin de crear un sobrante, negaremos a nuestro pueblo servicios esenciales o medidas de seguridad cuando la economía sea prospera.

 Me hallo determinado a ser un prudente administrador de los fondos públicos, para obtener un dólar de resultado por cada dólar que gastemos…

 Un fuerte y saneado sistema de impuestos es esencial para el futuro. Sin este sistema no podemos proporcionar los servicios públicos necesarios para mejorar la vida de nuestro pueblo y propulsar el desarrollo de nuestra economía.

 La expansión económica, a su vez, crea una creciente base tributaria, aumentando así los ingresos y por ende permitiéndonos atender con mayor prontitud a la solución de nuestras necesidades públicas, así como a nuestras necesidades como ciudadanos particulares.

 Si en algunos casos se permite a un contribuyente que pague menos, el resultado es que forzosamente otro tendrá que pagar más. Esto altera la distribución uniforme de la carga tributaria y se hacen necesarias tarifas más elevadas al estrecharse la base. Desde luego, en algunos casos es necesario apartarse de la uniformidad para fomentar objetivos económicos o sociales de importancia preponderante…



 Los conflictos de intereses son inevitables en los asuntos humanos, y ningún gobierno podrá esperar jamás verse totalmente libre de ellos.

 Ninguna responsabilidad de gobierno es más fundamental que la de mantener las más altas normas de ética en la conducta de quienes tienen a su cargo los asuntos públicos.

 La base de un gobierno eficaz es la confianza pública, la cual corre peligro cuando las normas éticas vacilan o parecen vacilar.

 La solución final de los problemas éticos en el gobierno reside en un pueblo honrado que viva en una atmosfera de rectitud ética. Ni las más complejas combinaciones de leyes o reglamentos, por intrincados que sean, pueden prever las mil tentaciones contra la integridad del hombre o contra la devoción con que sirve los intereses del público.

 Hoy en día nuestro gobierno necesita hombres y mujeres muy experimentados, que posean amplios conocimientos y habilidad. Necesita un número cada vez mayor de personas dotadas de grandes facultades de mando. En una palabra, necesitamos apelar a todas las reservas de talento y conocimientos para que nos ayuden a resolver las cuestiones más importantes de nuestra generación: El gobierno de la fuerza pública.

 Si bien las normas sobre conflictos de intereses se limitan a “demandas de dinero y bienes”, como han dicho los tribunales, no protegen al estado contra el empleo de la posición oficial, de la influencia o de informaciones confidenciales en beneficio de individuos u organizaciones particulares en procedimientos gubernamentales que no traen aparejadas demandas de dinero o bienes.

 A fin de cuentas, las altas normas éticas únicamente pueden perdurar cuando los dirigentes del gobierno ofrecen ejemplo personal de devoción por el servicio público y cuando hacen uso de su caudillaje para fomentar en todos los funcionarios públicos una sensibilidad creciente a las condiciones éticas y morales que exigen el servicio público.

John F. Kennedy.