Viviendo en Tomainia

Estoy un poco harto de oir hablar de anarcocapitalismo como el sistema que nos gobierna. Es una de esas nuevas palabras compuestas de la neolengua (new speak) colosalmente estúpidas para tomarnos el pelo. Una broma.

El capitalismo defiende la propiedad privada y el libre mercado, y vive de la productividad, la especulación, la usura y el crecimiento exponencial con una economía basada en la deuda como moneda de cambio, así, necesita de la opresión de las clases trabajadoras y un Estado afín que lo proteja. No hay medio más esclavizador de masas que el capitalismo agresivo que está arrasando el mundo entero.

El anarquismo es la Utopía, que defiende la libertad de las personas rechazando todo poder y autoridad como puede ser la propiedad privada o el Estado donde el nexo de unión entre el individuo y la sociedad es la solidaridad y la cooperación.

Son polos opuestos, dos definiciones completamente incompatibles y contradictorias. Hay quienes confunden los fines con los medios y han querido creer que la búsqueda del anarquismo es únicamente destruir al Estado. Minarquía, oligarquía, feudalismo... hay términos más adecuados para el sistema actual. Además dicen que el pueblo es irresponsable por definición y necesita del azote continuo de una autoridad. Bien, cuando las autoridades nos dieron la posibilidad de defendernos ahorramos en la Seguridad Social, el mayor ente cooperativo español, más de 180.000 millones de euros que, nuestro supuesto Estado protector, se lo han regalado a la banca. Esas autoridades dicen que somos unos irresponsables porque evadimos impuestos a través de la economía sumergida, esa oligarquía mundial ha defraudado a hacienda durante los últimos años más de 17 Billones de euros, esto es, todo el PIB de EEUU y Japón juntos, a través de paraisos fiscales y prescripciones.

Que no te engañen.